Romance prohibido de Arturia Pendragón
Infelicé de mí,
heredera de Artús de Ingalaterra
enhoramala mis
ilusiones corren peligro.
Espirtu de fuego
ardiendo en mi interior
Zafir brillante que
iluminan tus ojos
Luna de plata, decilde
a mi amado que acuda en mi ayuda.
Injurïosas cadenas que
me atan al solitario palacio.
Poesía la que me traes
cuándo me asomo al balcón
Amante altivo que a mi
alma y cuerpo elevas al cielo.
Ñubla el cielo, nubla
mis esperanzas, feliz, felicidad, felizmente me encontraría a tu lado.
Después de ese amargo
amaretto, amanece altar ajeno afectando aquellas
añoranzas anheladas.
Percibo una fúnebre
canción que se atañe a esta unión, están bailando, están cantando mi perdida de
ilusión.
Corría sin rumbo,
unificaría mi anima devota tal como la reina Carlota haría.
El gruñido, grueso,
grotesco de un tigre al anochecer
Sinfonía singular en
sintonía con el silbido del sinsonte al amanecer.
Árbol robusto
¡escóndeme entre tus ramas! que la lechuza viene, pero la luciérnaga por gracia
echa luz a esta desdichada y ni el cóndor atará el cordón de mi fin invocado.
Al volver al palacio
una guerra comenzó ¡sometamos o matemos! Ese fue el grito de mi fiel protector.
Luz azul de la luna
que invoca al fiero dragón encuentra la victoria, destruye al usurpador.
Abajo bajaba para
protegerme del fuego y humo de los enemigos.
Ruta oculta entre los
pasillos del palacio. Anochece la noche y el
Tumulto airoso recorre
Inglaterra, buscando refugio atañen la guerra a mi persona.
Un sentimiento de
culpa recorre mi conciencia y mis entrañas.
Rosas que se marchitan
en los floreros del palacio y piso al caminar.
Ilusa fui yo al creer
que el reino no necesitaba una heredera.
Amarte me destruyo por
dentro, destruyo todo lo que amaba en el mundo
Pensé pensante tan
solo en mi efímera y
Egoísta felicidad;
vivir la vida es todo lo que quería.
Ninguna de mis
lágrimas resolverá esta horrible e inimaginable
Desdicha que me
persigue y se clava en mi corazón.
Rojo sangre se tiñen
las calles de Inglaterra.
¡Arturia Pendragón!,
oigo mi nombre siendo gritado en cada rincón.
Guapos príncipes
seducen mi corazón, ¡roto en mil pedazos por tu humilde condición!
Obrero de risos
dorados cuál rayo de sol, de ojos verde esmeralda fuiste mi perdición.
Nunca nos veremos de
nuevo, nunca volveré a sentir tu calor, amor de mi vida, sólo en mi vientre
conservo una parte de ese prohibido amor.
Daira~11-10-2020
Comentarios
Publicar un comentario